Llegan las fechas en las que nuestros hijos se enfrontan quizás a la decisión más importante que han tenido de tomar a lo largo de su vida. ¿Qué estudios escoger? ¿grados o dobles grados universitarios? ¿En qué universidad realizo los estudios? ¿Es mejor cursar los estudios en España o en el extranjero? ¿Qué estudios “aseguran” un alto nivel de empleabilidad?…
Esta decisión no sólo estresa y afecta al adolescente, sino que en muchos casos genera un alto grado de estrés en el entorno familiar.
En un contexto sumamente complejo por la Covid-19, con un paro juvenil superior al 40% y con muchas empresas cerrando o “reinventándose” para adaptarse a la nueva realidad, nuestros adolescentes se enfrontan a la difícil tarea tener que tomar una decisión marcará sin duda su trayectoria profesional.
Una buena elección para ayudar al estudiante en su toma de decisiones es contar con profesional especializado en la orientación profesional. Más allá de los tests de orientación profesional que los centros educativos realizan a los estudiantes al finalizar sus estudios secundarios, estamos hablado de un proceso personalizado que aporte autoconocimiento y valor añadido, y que ayude al adolescente a tomar de decisiones. Ayudar al estudiante a identificar su potencial y sus debilidades; ¿Qué le gusta hacer?, ¿En qué es bueno-a?, ¿Cuál es su perfil de personalidad?, ¿Cuáles son sus limitaciones?, ¿Cuáles son sus intereses?, ¿Vocaciones?, etc. Lejos de la influencia que en muchos casos ejerce el propio entono (familia, amistades, estatus social de determinados estudios…), el objetivo es ayudar al estudiante a identificar aquellos estudios que más se adapten a su perfil competencial y a sus intereses y motivaciones.